Hay señales que a las que les debemos prestar atención:
No es común que el niño diga que está triste, pero tiene una carita “apagada”, y manifiesta estar aburrido.
Se desvaloriza, y nos dice “yo no sé hacerlo”, “yo no puedo hacerlo”, y tampoco hace el esfuerzo por intentarlo.
Puede decir que sus compañeros no lo quieren y sentir que en su núcleo familiar es desplazado.
Si bien muchas veces lo podemos ver al niño aislado y retraído, muchas otras su inestabilidad y agitación alteran a todo su entorno.
El dormir no siempre es placentero, se puede manifestar con terrores nocturnos, pesadillas, pasar la noche despierto o despertarse a mitad de la misma y no volver a conciliar el sueño.
Se quejan de dolores corporales, o manifiestan su problema con enuresis (moja la cama), eccemas (manchas en la piel), asma (problemas respiratorios), obesidad o anorexia.
- Como papás si bien nos debemos preocupar también nos podemos ocupar
- • Tratemos de acercarnos a nuestros pequeños y buscar un momento apropiado para poder hablar con ellos.
- • Analicemos el clima familiar y si los exponemos a conflictos de los adultos.( separación, divorcio, duelos, dificultades económicas, etc).
- • Le daremos herramientas para que puedan expresarse y podamos jugar con ellos
- • Debemos ir a la escuela, hablar con sus docentes y crear estrategias en común.
- • Consultar con el pediatra y/o psiquiatra de su confianza.
Médico psiquiatra
Matr. 6.868