Hay una idea generalizada de que los dientes “de leche” no son importantes porque en poco tiempo serán reemplazados. Sin embargo, este es un mito que debemos erradicar.
La primera dentición consta de 10 piezas dentarias superiores y 10 inferiores, que comienzan a aparecer en la boca de los niños entre los 6 u 8 meses y finaliza aproximadamente a los dos años.
Los dientes de leche son importantes por diversas razones:
– Son indispensables para un correcto desarrollo y una buena digestión porque permiten masticar y comer.
– Guardan el espacio para los dientes permanentes que se están formando debajo. Además, los guían hacia una correcta alineación y oclusión dental y así se evitan que salgan montados o mal colocados.
– Posibilitan el desarrollo normal de músculos así como de los maxilares.
– Sirven para pronunciar correctamente las palabras.
– Ayudan a una correcta deglución.
Cuando las caries llegan temprano
Desde el momento en que sale el primer diente de leche, hay que iniciar la higiene bucal del bebé. Nunca debemos esperar a los dientes permanentes porque los de leche también tienen riesgo de sufrir enfermedades y la prevención es fundamental.
El problema principal que afecta esta dentición son las caries, que aparecen cada vez a edades más tempranas. Si no se tratan adecuadamente, pueden llevar a grandes infecciones que dañan el germen del diente permanente que se está formando debajo. Esto puede desembocar en la pérdida de la pieza de leche cariada con la consecuencia de que las piezas adyacentes ocupen el espacio perdido y que, cuando tenga que hacer erupción el diente definitivo, no cuente con el suficiente espacio para salir y ubicarse. A veces, las infecciones son de tal magnitud que se pueden diseminar por el cuerpo y se hace necesaria la internación del niño.
No debe menospreciarse ninguna caries, por lo que la visita al odontólogo es obligada para que la trate adecuadamente. Incluso en ocasiones -si la caries ha avanzado mucho- puede ser necesaria la desvitalización de la pieza (quitarle el nervio). De esta manera se mantiene la pieza temporal en la boca el tiempo necesario para que la pieza permanente se desarrolle y erupcione.
No todos los dientes presentan la misma gravedad en cuanto a pérdida de espacio se refiere. Cuando faltan los incisivos no suele producir pérdidas de espacio. Su pérdida conlleva más bien a una alteración estética por tratarse de los dientes delanteros. Las más peligrosas son las pérdidas de los molares temporales tanto superiores como inferiores y las de los caninos inferiores temporales. Esto es debido a que van a provocar más movimiento de migración hacia delante de las piezas posteriores, con graves consecuencias.
Para hacer frente a todos estos problemas de pérdidas de espacio surgieron los mantenedores de espacio. Su función es la de preservar el espacio que ha dejado un diente ante su pérdida, hasta que comience a salir el permanente. Son pequeños dispositivos, muy económicos y fáciles de colocar, que pueden ser removibles o fijos.
Boquitas sanas
Para prevenir caries y mantener la boca sana, los odontólogos recomiendan:
1- Higienizar los dientes apenas aparecen en boca. Cuando son bebés, los padres deben colocarse una gasita en el dedo índice y con agua o suero fisiológico limpiar los dientitos. Cuando los niños son más grandes, se puede usar cepillo de dientes pequeño, de cerdas suaves y de nylon.
2- Solo usar pasta dental cuando los niños son más grandes y no tiendan a tragársela.
3- Higienizar los dientes luego de cada comida y, si no se puede, por lo menos en la mañana y en la noche antes de acostarse.
4- Nunca dejar al bebé que se duerma con la mamadera, ya sea que contenga jugo o leche, ya que así se producen caries múltiples y rampantes (caries de mamadera).
5- Visitar al odontólogo regularmente, quien detectará las pequeñas alteraciones. Lo mejor para el niño es un tratamiento precoz.
6- Tener una alimentación sana, evitando las bebidas con azúcar y gaseosas.
Odontóloga Nancy Da Dalt
MP: 889